Pepe para los cercanos, Don Pepe para el 99% de la humanidad. Es el ser vivo más maravilloso y mágico que me he encontrado en estos 26 años.
Pepe llega a mi vida a enfrentarme al miedo: a los perros, a recibir amor y a lo desconocido. Pepe es un gran maestro peludo de amor, lealtad, confianza, aceptación y compromiso. Es mi hermano menor.
Han sido casi 6 años de aprendizajes constantes, de lagrimas y desespero, de mucho amor, juegos a la pelota y cosquillas a la madrugada.

Cumplimos ( digo cumplimos porque es en familia como se afronta) un aniversario de que Pepe fuera diagnosticado con diabetes. A los perros les dan enfermedades muy parecidas a los humanos. A demás de su herencia genética, estos valientes peludos son los que reciben los excesos y carencias del entorno en el que viven.
Convivir con la diabetes no ha sido fácil, es un reto diario donde el amor y el dolor han creado un perfecto equilibrio. Son horarios específicos, agujas, insulina, comida especial, un cuidado extra y un cúmulo gigante de fé. Hace un año y por muchas noches pedía que fuera yo la que viviera ese "calvario" y él de repente no tuviera nada.
Un año más tarde comprendo que ser excesivamente dulce también es una opción. Que es mi decisión aceptar la situación como es: dulce. El lenguaje es poderoso y yo decidí dejar de lado las palabras devastadoras para aceptar con amor y gratitud la dulzura excesiva de Pepe y todos los mimos extras.
Un año después Pepe está vivo, ladra, juega, ronca y mueve la colita con emoción =)
Gracias Pepe por compartir tu camino con el mio.
Namasté
E.
Comentarios
Publicar un comentario